Rafael Moneo Edificio Bankinter

Descripción del Proyecto

Una arquitectura iluminada por la geometría, que lejos de ser arbitraría, vendrá dictada por el respeto hacia lo específico del lugar. Una razón materializada a través de los conocimientos específicos de una disciplina, cuyo fundamento, más que en el lenguaje y en el estilo, radicará en el hecho del construir. Una construcción de ladrillo, con ecos de Aalto y Sullivan, donde el muro y el hueco serán las piedras de toque que definirán el número y la proporción.

Como corresponde a una arquitectura muraria, el hueco será el encargado de establecer un dentro y un afuera. Al igual que en el exterior, las líneas sesgadas, las aristas y la tersura de los planos, protagonizarán un espacio interior, en cuya materialidad física, los tableros de raíz de roble darán relevo al ladrillo. Bastará con traspasar la puerta que da acceso al vestíbulo para comprobarlo: un espacio a doble altura donde la geometría dictará de nuevo la que será su apariencia.Como corresponde a una arquitectura muraria, el hueco será el encargado de establecer un dentro y un afuera. Al igual que en el exterior, las líneas sesgadas, las aristas y la tersura de los planos, protagonizarán un espacio interior, en cuya materialidad física, los tableros de raíz de roble darán relevo al ladrillo. Bastará con traspasar la puerta que da acceso al vestíbulo para comprobarlo: un espacio a doble altura donde la geometría dictará de nuevo la que será su apariencia.

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La cuidada iluminación de la obra de Pablo Palazuelo entendida como un plano sin límites

Una composición diagonal

Y es que Bankinter enriquecerá su arquitectura con la contribución destacada de otras artes visuales. Es el caso de la visión de un plano sin límites –infinito, no sometido al orden cartesiano− que Pablo Palazuelo, con la herencia de su formación universitaria en Arquitectura, exploró en la geometría rectilínea que dibujan sus trazos al fresco sobre el techo del zaguán. Una composición diagonal que tensiona el espacio, que comprende e interpreta la arquitectura de Moneo hasta trascender las fronteras estrictas de su construcción y que ahora las luces de Ferram, ocultas en los maceteros de la entreplanta, volverán a poner en valor como si de un inmenso lienzo se tratara. Una geometría que evidencia el protagonismo indiscutible de una línea, heredera de aquella otra ‘línea que sueña’ de Klee, que ve y abre nuestra visión sobre un inmenso mar de energía.

"La línea que sueña"

Arriba, en los techos de las oficinas, las lámparas lenticulares, especialmente diseñadas al efecto −y reelaboradas ahora por Ferram en base a la nueva tecnología− extienden al interior la fuente de luz que es la ventana prolongando la vida de unos espacios de trabajo que sabrán adaptarse, sin por ello perder su espíritu original, a los obligados cambios que la vida de una institución impone. De este modo, como defiende su autor, la arquitectura muestra una vez más su capacidad de ser útil, de ver pasar el tiempo.

Fotografía: Ferram

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